Compañeros de asiento

Recuerdo una historia muy bonita que me sucedió antes de ser chofer, fue de hace un par de años cuando regresé del DeFe porque un antiguo amor me dijo que me necesitaba, que no soportaba el haberme mandado a la verga y que se arrepentía de su error, pero bueno, esa historia se las contaré luego porque no tuvo un bonito desenlace y de todos modos les vine a contar otra más chida, una historia de vida, algo que solo puede puede ser contado en:

Los Relatos de la Ruta

Bueno regresaba del DeFe como les contaba y un par de semanas después me conecté a una nena de esas que con labia te sueltan el yoyo, porque las hay que te lo sueltan por baro, pero no, esta no era así, esta era de las que les hablas bonito y a los pocos días ya están enculadas contigo.

Recuerdo que quedamos en que iría a dormir a su casa, fue algo que se decidió un par de horas antes de los hechos; me aseguré de cargar todo lo necesario: Pasta y cepillo dentales, mi moco de gorila, mis truzas y una camisa de repuesto (uno nunca sabe). Salí de mi casa y tomé el autobús, iba a hacer un viaje de 1 hora y decidí dormir el primer trayecto, hice un cambio de autobús y al subirme al siguiente me encontré con un compa que tenía un asiento libre a su lado, lo tomé y a los pocos minutos se dirigió a mi.

Don: Ya me voy a mi casa.
Megah: Como debe de hacer todo buen hombre después de su jornada laboral.
Don: Sí, pero ya he bebido un poco y mi esposa me va a joder. (inmediatamente después dió un trago a una botella de plástico sin marca que contenía cerveza)
Megah: El pequeño precio de la diversión en viernes y quincena, pero disfrutó las chelas, ¿qué no?
Don: Oh, sí, eso que ni qué... ¿a dónde vas?, yo voy hasta Umán.
Megah: A Itzincab.
Don: ¿Ahí vives o vas a tu visita?
Megah: Pues no está usted para saberlo, pero yo sí para contarlo porque en estos momentos he decidido dejar de ser un caballero... voy a dormir con una chica, aprovechando que sus padres salieron de viaje.
Don: Cuídate, siempre hay que protegerse, eso es lo que le digo siempre a mi hijo, el que embaraza a una mujer siendo joven y sin patrimonio es un pendejo.
Megah: Tiene usted la boca llena de verdad. ¿Se ofendería si le pido que me invite de lo que bebe?
Don: Para nada (entregándome la botella), ¿a qué te dedicas?
Megah: Estoy regresando del DeFe
Don: Ah órale, ¿de ahí eres?
Megah: No, fui a trabajar
Don: Ora, y ¿qué hacias?
Megah: Estuve en una casa productora que fracasó y entonces decidí tomarme unas vacaciones para conocer Cd. Neza.
Don: ¿Hiciste mucho tiempo ahí?
Megah: 1 mes
Don: Tan poco tiempo... ¿cómo es que regresaste?
Megah: Después de enterarme que mi "socio" había gastado todo nuestro dinero en hombres decidí mandarlo al carajo, es entonces que conocí Neza y luego recibí un llamado que me hizo volver.
Don: Debes tener los güevos lo suficientemente grandes para haber hecho todo eso, me imagino que pasaste por más cosas, pero ya no preguntaré.
Megah: Es solamente conocimiento de las cosas, saber en qué momento hacer y cuando guardar prudencia.
Don: Eso es my sabio, mi hijo aún está estudiando, él no sabe ser prudente, creo que no le interesa el estudio.
Megah: ¿Qué edad tiene su hijo?
Don: 14 años
Megah: Aún es joven, le falta bastante por vivir, yo tengo 21 y aún no he iniciado una carrera.
Don: Pero has llegado a una de las ciudades más grandes del mundo, y la más importante en el país, por tus propios medios; Si tan solo mi hijo tuviera la iniciativa que tú has tenido me sentiría más tranquilo.
Megah: No es tan magnífico como suena, pero no cambiaría mi vida por nada del mundo. Disculpe, tengo que bajarme ya he llegado a mi destino.
Don: ¿Te gustaría llegar a Umán para que sigamos bebiendo?, yo invito, quisiera seguir platicando contigo.
Megah: Lo lamento, pero a una mujer no se le deja esperando, en otra ocasión será.
Don: Tienes tanta razón... me gustaría que algún día mi hijo fuera como tú.
Megah: Lo será, puede darlo por hecho.

En ese momento aventó por la ventana la botella vacia, la cerveza ya nos la habíamos bebido durante la plática y jamás volví a ver a ese buen hombre; en cuanto a la chica, lo que sucedió es que llegué a su casa y efectivamente no había nadie, un par de días después me habló pidiéndome disculpas y fue a verme a la casa con su auto, le dije que me llevara a la escuela, al llegar me bajé del auto, crucé la calle y me puse a fajar con mi ex.