Sniff... Sniff... ¿A qué huele?

Son las 7:15 p.m. es Domingo... me falta todavía para terminar mi ruta pero ya casi acabo, un rato mas y podré ir a mi casa a ver "hazme reír" diferido dos horas...

1 hora 37 minutos después...

Son las 8:52 p.m. aún falta otro rato, debo esperar 8 minutos para que mi colega me diga que mi ruta de las 9 p.m. debe comenzar. Ya falta menos, solo quiero llegar a descansar. Hoy mucha gente salió a pasear, padres de familia llevaron a sus hijos al nuevo circo de la ciudad, las parejas van al cine, los viejitos van a bailar danzón en la plaza principal como cada Domingo... me pregunto de donde sacan tantas energías. Ya es tarde y la gente aún está en la calle, comprando en las plazas, en el supermercado, o como esta familia que esta apunto de subirse con todos los integrantes con su refresco natural de Limón, Fresa o lo que sea que hayan comprado, es que si hace un chingo de calor. Es chingón observar a la gente y no saber nada de ellos. Bueno, es hora de partir...

1 hora 1 minuto después...

Ahora sí, la última vuelta por hoy y me largoooo, estoy harto de conducir, ya fue suficiente por hoy. Solo espero que el partido de México Vs Guatemala haya sido interesante. De camino pasaré a comprarme unas tortas de Pavo y mi chesco de litro de... Fuck! ahí viene ese cabrón, que no mame ese wey me cae que trae algo contra mi el hijo de puta. Ya me jodí ya me jodí ya me jodí ya me jodí.... -se repite el eco en mi cabeza mientras muevo la cabeza de un lado a otro en señal de que todo valió.

Hola mis queridos lectores, hoy les traigo una anécdota, o mas bien situación, por la cual he estado atravesando desde que me inicié a esto del servicio urbano. Es para mi muy incómodo y es por eso que se los comento para que esten al tanto de la situación.

Todas las noches en punto de las 10 p.m. o en horario aproximado, se percibe un temor en el rumbo de mi paradero principal en la calle 56 x 45 y 47 centro de esta su blanca Mérida. Los nervios se hacen presentes cuando las manecillas del reloj hacen su parada en la hora antes mencionada, un pavor surge y recorre todas nuestras entrañas, nuestro cuerpo se paraliza en espera de aquél monstruo que mutila nuestra sensibilidad olfativa y que nos estremece el alma en su totalidad.
Este monstruo del que les platico no mide 2.5 mts de alto, no tiene colmillos, no come personas (eso creo), no ruge, no es fuerte, incluso un niño enclenque de 8 años pudiera derribarlo de una patada, pero tiene un arma secreta muy mortal y efectiva, aunque ni tan secreta por que a leguas se le ve... bueno se le huele.
Estoy hablando de un señor de edad muy avanzada que viste una chamarra andrajosa, pantalones sucios y unos zapatos muy rotos, un indigente pues. Con un caminar muy lento y apenas de la ayuda de un bastón que no es mas que un pedazo de madera viejo con unos trapos en cada extremo para que no le lastime la mano con la presión, avanza poco a poco arrastrando una bolsa grande de tela donde guarda desperdicios que recoge de los basureros. Se apresura a llegar hasta la puerta de mi camión y se sube como puede, usando las pocas fuerzas que le quedan. Yo lo maldigo, ¿Yo que culpa tengo? ¿Por qué a mi camión? ¿Por qué no toma el camión de las 9:45 o el de las 10:15 o el del Cuchufleta o la Rosada? Pero no, tiene que venir a joderme a mi en particular. Lo miro a los ojos con un odio inevitable mientras como puede logra abordar por completo, para colmo me paga con moneda de $5 el hijo de puta como si me retara diciéndome que no necesita pagar con credencial de INSEN (Isntituto Nacional de la Senectud) que le da descuento de $2.

-Pero Novak... ¿Por que odias tanto a tan humilde y benévolo anciano?

¿Benévolo? ¿BENÉVOLO? No tienen idea. Para empezar aclaremos algo, no lo odio, es solo que no lo tolero, no lo aguanto, lo quiero lejos de mi, y no solo yo sino el resto de los pasajeros que toman el mismo camión a esa misma hora.

Verán, este sujeto, es una peste, un martirio estar junto a él. De sus ropas emana un hedor terrible, insoportable, nefasto y fulminante. Las ganas de vomitar surgen al momento de que tu nariz detecta su putrefacta presencia, invaden tu sistema nervioso y te descompone orgánicamente por dentro al punto de quererte desvanecer y morir en ese instante, o almenos bajarte inmediatamente del camión. La mugre en sus ropas es perceptible a simple vista, el olor a descomposición es muy fuerte, la chamarra que SIEMPRE porta parece que NUNCA la lava, en sus pantalones se puede apreciar que es víctima de la incontinencia. Y no se ustedes pero a mi no me gusta estar oliendo la orina de otras personas, apenas y soporto la mía cuando voy al baño. El asco que nos invade es tremendo y pues la indignación de los demás pasajeros se nota en las expresiones faciales, cuando se toman las manos y se las llevan a la cara para taparse la nariz y la boca. Nadie gusta de sentarse junto a el, lo ven como basura humana o desecho tóxico y murmuran cosas muy explícitas de él. Las miradas endemoniadas se clavan en su nuca notándose la intención de hacerlo pedazos para acabar con su existencia y así todos podamos seguir con nuestro recorrido normal.

Yo no sé si hasta cierto punto sanidad pudiera permitirnos negarle el servicio de transporte. Lo que sí se es que este pobre hombre se pasa unas 12 horas en el centro de la ciudad pidiendo limosna a cuanto transeúnte se atraviese en su camino. ¿No tendrá familia? ¿Un hijito que le haga el paro y le de un pan para comer al día? ¿Algún vecino que le de un plato de comida? Igual y fue un pinche padre culero que no mantenía en su casa. Sea cual sea el caso ese vato solo es una escoria para la sociedad y no lo quiero en mi camión.

Y mi mamá que se queja cuando pasan 2 días y no me baño.

Naaaaa odio los malos olores, no soy un aséptico en su máxima expresión pero me gustan las cosas limpias, si apestas... aléjate de mi. Y recuerden olerse esas axilas antes de subirse en mi ruta.

Por si no les gustó el post pues de perdida escuchense esta rolita de los Mamá Pulpa, si la rifa jeje.

¿Y ustedes ya se bañaron?


Ya bájense